martes, 13 de abril de 2021

Poesía, sencillez y ruralidad

Chen.

El paisaje, para un poeta, siempre logrará una fusión junto a su emotividad. Porque el entorno y sus detalles, dotarán de personalidad a sus textos: esos retratos mínimos para la autocomplacencia. Tal vez, un murmullo con el que se intenta liberar y reconstruir la vida desde su particularidad.

De eso va Kaili Blues (2015) de Bi Gan, un largometraje donde Chen, su protagonista —ex convicto, “doctor” de su ciudad, tío y poeta— debe lidiar con un hermano irresponsable que no cuida bien a su sobrino, y a quien se ha comprometido ayudar como pedido de su madre muerta.

Un drama para reconocer que el poeta, jamás alejado de su realidad, intercala una construcción donde el paisaje rural va diciéndole al espectador que se vive desde una normalidad común, sin ningún aura especial dotada por la literatura. Así lo hace Chen, que va en busca de su sobrino a quien su hermano ha enviado al pueblo donde aún vive su padre. En este recorrido predomina no solo el paisaje, sino la reconstrucción de la historia del protagonista, sobre todo su pérdida amorosa. 

Una película lenta y cargada de detalles para apreciar una historia sencilla, pero específica en su mensaje: la vida intenta ser especial en cualquier geografía.    



 

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