sábado, 10 de abril de 2021

Cuerpo, obsesión y pérdida

El protagonista amaneciendo en un nuevo cuerpo.

En Ayer maravilla fui (2017, Gabriel Mariño Garza) la trama va más allá de que el protagonista lidie con la obsesión por el otro, en este caso una joven estilista a quien visita como cliente. Es un retrato de lo inalcanzable, del anhelo jamás realizado, la destrucción de amor en todas sus posibilidades.   

Por eso el protagonista, que no tiene un cuerpo fijo, sino que tras meses de permanecer en uno amanece en otro sin proponérselo —la analogía kafkiana es evidente—, le va diciendo al espectador de la jugarreta a la que está sometido: una pérdida constante ante el que considera el amor de su “vida”.

Afiche del film mexicano.

Su traslado corporal incluye a un anciano, una chica, y un joven. Todos entablando en su momento contacto con el centro de su universo: la joven estilista. Pero es mientras permanece en el cuerpo de la chica que logra tal vez su objetivo de vida: tender un puente físico y emocional con quien representa su principio y fin. 

No hay un cuerpo fijo, solo el sentimiento que permanece intacto; la obsesión que a pesar del cambio de cuerpo sobrevive dentro de su derrotismo. El ayer, como recuerdo exitoso donde ella y quien quiera que sea en realidad el protagonista, cumplieron su cometido, uno que quizás no vuelva a repetirse jamás.  


 

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