miércoles, 7 de abril de 2021

Burning. Soledad y creación

Lo que Burning (2018, Lee Chan-Dong) denota es la necesidad de soledad que todo escritor exige. Una puesta en escena para decirle al espectador que todo autor, por más amateur que sea, necesita convertirse en un individualista y egoísta a tiempo completo; un ser recluido a solas, en un espacio donde todo funcione dentro de su universo creativo.

Esta historia, donde un joven escritor, quien vive al cien por ciento su historia, que se mete en el personaje, que le hace creer al espectador que la historia que sigue en realidad es la historia de su vida: una farsa construida desde la ficción; no solo demuestra que lo suyo, su literatura, va en serio, sino que logra un cierre que es justo y preciso para su trama.


 

Una película que tributa la literatura de Willian Faulkner, que enfatiza desde sus personajes cargados de silencio (y con ello la especulación más brutal de hechos sangrientos que no se dicen, pero que están desde los indicios), en la violencia que no aparece (solo al final), pero que habita como nexo en los personajes; aquellas creaciones que han logrado un caos del cual el único beneficiado es el narrador.  

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