Horror y abuso en El Club

Afiche del film.

¿Dañar más la imagen de una institución que ha logrado constantemente estar en el ojo del huracán? o ¿Ser cómplice de un grupo de “castigados” que han jurado no decir nada a la prensa si se los deja en paz? A estas interrogantes se somete el padre Gabriel, después de acudir ante un suicidio en la casa donde se encuentran recluidos cuatro de sus colegas que no ejercen y cuyos expedientes guardan antecedentes desagradables.

ElClub (2015) de Pablo Larraín, es una película chilena que cuenta la historia de cuatro padres y una carcelera a quien llaman hermana, que han permanecido por más de una década recluidos en una casa, uno de aquellos lugares que la iglesia católica creó para esconder a sus “representantes de Dios” tras cometer alguna falta: desde complicidad en asesinatos hasta pedofilia.

Los padres y la hermana carcelaria.

Una película para asentar que el horror y abuso de la iglesia católica siempre se acoge al silencio. Los cuatro padres recluidos (aunque con beneficios que solo otorga la corrupción del sistema) son el ejemplo de cómo se fue “protegiendo” a estos malos elementos; las sombras para estos parias a los que se negó a la justicia ordinaria ante una mala publicidad de la institución.

Y es que todo radica ahí: en la imagen; una que se cuida a pesar de todo el daño a terceros. Por eso, cuando aparece en escena Sandokan (un joven a quien en su niñez uno de los padres sodomizó), la paz extendida que han tenido los padres se ve abruptamente violentada. Este personaje, les recuerda quienes son, porqué están en un pueblo costero remoto, porqué deben permanecer en una clandestinidad obligada, y también porqué debe morir este sujeto.

 

Sandokan, interpretado por Roberto Farías.

El Club es una película que estremece de principio a fin, y que provoca arcadas por la normalidad de sus personajes ante la evasión de la responsabilidad de sus actos. Una realidad que, desde la ficción, recuerda al espectador que existe una iglesia católica que sigue solapando y escondiendo a sus peores elementos en favor de mejorar su imagen, una desprestigiada por años.