lunes, 8 de agosto de 2022

La confrontación final

 

Reconocernos en nuestras malas acciones no es fácil. Mirarse desde el otro requiere de valentía y madurez, porque ese paso ha devenido de un lento proceso de decadencia hasta tocar fondo: la confrontación final.

A eso nos lleva El vuelo (2012) de Robert Zemeckis, a contemplar la vida al límite de un capitán de avión, a reafirmar que la adicción es un problema siempre en expansión, que no hay heroicidad en las acciones y que al final del día nadie llegará a rescatarnos.

Película de gran lección: la culpa jamás será de los demás, siempre de uno mismo, aunque tras el espejismo de valentía y jolgorio cueste reconocerlo. Hay redención, sí, pero para llegar y mantenerse en ella la batalla interior debe ser interminable.

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