miércoles, 29 de junio de 2022

Películas huecas

Fotograma de El hombre de Toronto, una película hueca reciente.

 

Se sentó junto a mí y trataba de entender mi risa ante las escenas de una persecución con tiroteo, volteretas, patadas, arrinconamientos y explosiones, muchas explosiones. “¿Qué causa chiste? No entiendo” me dijo. Cuando paré de reír y secar las lágrimas le expliqué:

A veces, cuando uno está agotado de tanto consumo de cine serio (así entiendo a todas las películas cuyo contenido me deja ideas, y las historias mueven una parte de mi sensibilidad) debe apaciguarse, entonces se busca a “películas huecas”, aquellas donde la acción y la comedia se conjugan bien, donde lo ridículo sirve para distraerse.

Nunca serán una de mis opciones en los momentos que esté fresco y activo, pero siempre tendrán su efecto relajante, porque cada una de las torpezas y lo increíble de sus historias cumplen con su propósito: ser una distracción, un algo para reír hasta la carcajada. Esas películas jamás tendrán análisis ni premios (muchas de ellas son basura) pero estarán en los tops de las más vistas, por su contenido insulso.

Casi siempre, después de que el cansancio se apodera de uno tras un día agitado, estas películas son una opción para recargar energía a punta de carcajadas. La vida en el cine no empieza ni termina con Haneke.    

 

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