lunes, 14 de febrero de 2022

Un amor que se escurre

Foto de Oleg Magni en Pexels
 

Compartiendo la vida conmigo mismo,

cosechando la soledad que he sembrado,

en estos campos que siempre he cultivado,

extrayendo la soledad de mi mente, moriré solo.

Saturnus, All alone

 

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El amor para nosotros, un grupo de cuatro muchachos que anhelaban leer, escribir y difundir sus textos como una necesidad no solo ególatra, también catártica, como un canal para expurgarse, para ir alivianando la carga de sus experiencias fallidas en el tema sentimental (porque nos habían dado duro, porque habíamos sobrevivido a muchas trampas), se volvió un algo al que empezamos a mirar con recelo, porque en su decir, en su espejismo, había un error que nos incomodaba.

No solo se trataba del significado, de la palabra que para cada uno de los cuatro había tenido sentido en algún momento, pero que, en ese año, cuando bordeábamos el final de los veinte, teníamos una ira contra su representación fraudulenta.

Por eso, una tarde, mientras entregábamos nuestros pulmones a cigarrillos baratos (la moda mentolada vendría años después), decidimos, con enfado y burla, erigir un evento que le llevara la contra al amor, para ello elegimos la fecha rosa: 14 de febrero, el día donde el amor era un producto, una representación. El Amor escupido había nacido, fue un febrero 14 del año 2012.

 

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Diez años cambian muchas cosas, los cuatro volvimos a caer en la trampa muchas veces porque en el fondo éramos un grupo de masoquistas que se entregaba sin medir las consecuencias; muchas veces salimos librados, con heridas, pero sobrevivientes.

Diez años nos fueron dejando historias, remedos de otros yo que recordábamos con asombro, que lamentábamos y hasta divertían. Esos fantoches del ayer que cargaban nuestros rostros y cuerpos, aunque desde el interior ya no nos reconocíamos.

Pero esos diez años no solo fueron dolor, porque en medio de la llaga, mientras cicatrizábamos, fuimos recopilando las experiencias y armando temáticas, pequeños rituales que continuaran llevándole la contra al amor, que le dijeran a la palabra y su concepto, que no lo era todo, que más allá de su esfera rosa de abrazos y besos, de peluches y rosas, existíamos y con nosotros toda una legión de desgraciados coléricos.

 

*

El Amor líquido, el que vive y muere desde una pantalla, el que da cuenta de la soledad más radical y enfermiza, el que sueña con el amor tal y como las publicidades nos han vendido y convencido que así sucede, ese amor que está ahí, que ilumina con sus pixeles, que nos retrata al otro: anhelo inmaterial que nos escucha y habla, ese amor que también es una ilusión inalcanzable.

Por eso este año el Amor Escupido 10 lo enfocamos en lo líquido, para mostrar al amor desde la soledad, refugiados desde la virtualidad donde programas y personajes pueden suplir esta necesidad humana.

Este amor que se escurre entre las horas que permanecemos conectados, porque la virtualidad es el ventanal para llegar al otro, ese nombre, rostro y escritura; mensaje y ensoñación. Un amor que ha nacido y muerto en un chat de madrugada. Un amor que ha perdurado en la promesa increíble de que pronto terminará y se alejará de su estado líquido y yacerá en el sólido, es decir, tacto, latidos y fluidos; ese amor de vieja guardia donde diez años atrás empezó todo.   


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