lunes, 15 de septiembre de 2025

Venderse al mercado editorial


¿La literatura es tomada en serio? ¿Es necesario cada nuevo título publicado? ¿Se venden, leen y comentan las novedades literarias? ¿Cuántos autores crean a partir de tendencias impuestas por el mercado editorial?

Monk (desde el estereotipo del docente-escritor que se toma su trabajo literario en serio, tanto que sus libros se venden poco o no se venden, y quienes logran leerlo rara vez lo entienden) no quiere caer en la trampa que muchos de sus colegas se encuentran: sumando títulos a un mercado que se mueve por las modas, por los temas que los sellos editoriales y los medios de comunicación han empoderado. Pero cae. 


 


De eso va American Fiction (2023, Cord Jefferson) de acentuar la decadencia de un escritor tras venderse al mercado editorial, de aceptar a regañadientes que no se necesita de escritores genios concibiendo obras trascendentes, solo el interés de editores de grandes sellos y su “magia”.  

La película toma distancia de la novela, y quizás es lo que buscaba Percival Everett desde Erasure, al pretender ser una broma ante el mundillo literario, ante la mercantilización de temas de coyunturas. Una broma edulcorada pensada para la diversión de las masas. Una excusa más para resaltar que la industria editorial (y todos los actores alrededor) piensa en la literatura como perros calientes o hamburguesas: un producto sencillo, barato y masivo que sirva para hacer dinero.     


domingo, 7 de septiembre de 2025

La desconexión será el final


 

Uno de los personajes de la novela Culoflaco (inédita) de Marco Martínez está convencido que más temprano que tarde todo el mundo virtual que se conoce colapsará, que la música que los melómanos actuales poseen y consumen desde Spotify se borrará de sus cuentas y dispositivos; que las bibliotecas virtuales con miles de ebooks ya no estarán en sus kindles.

En este mundo de caos sin internet, sin apps, sin banca móvil, sin Amazon, sin Netflix, sin luz eléctrica…no podrán sobrevivir todos los nacidos en la era virtual; aquellos criados por una pantalla, toda esa legión acostumbrada a interactuar y comunicarse solo a través de redes sociales. Para ellos la desesperación de la desconexión será una muerte sufrible.



Y es que el terror moderno, es estar desconectado de la vida virtual donde se interactúa diariamente. Esa vida de redes sociales donde no decir qué se hace, con quién se está y dónde se está, es caer en una condición de fantasma.

¿Este sería el fin del mundo? Por lo menos para una gran parte de la población mundial sí. Hombres y mujeres pegados a una pantalla. Hombres y mujeres interactuando con otros similares, explorando todo a su alrededor, alimentando sus intereses muchas horas al día.

La vida de Chuck (2024, Mike Flanagan) se compone de tres partes, y es la primera que aborda el tema desde un terror que parece no afectar del todo a quienes nacieron y crecieron en una época pre virtual. Hombres y mujeres que conocieron la interacción real.

La película aborda otro tema, pero eso no interesa aquí, solo la destrucción de la virtualidad, con una radicalidad terrorífica que suena a advertencia.  


sábado, 16 de agosto de 2025

Fantasmagoría Staley o el testimonio de la soledad


Primero fue el caos

2019 fue un año significativo para mí: estar por primera vez en un quirófano (en una operación que no se la desearía ni a mis enemigos) y volverme padre por tercera ocasión. Dos eventos que desataron un clic interno donde la soledad y una fuga inminente parecían la única luz en la cual irradiar todo el caos del paisaje.

Entonces conducía un Suzuki rojo destartalado y aplastaba el acelerador más de lo recomendable. La carretera y yo en una lid que deseaba perder a toda costa. Así pasaría algunos meses con la idea oscura rumiando cada día, en una imagen destructiva que incluía un barranco y un auto achicharrado al final.

En esos días, en esos meses, supe que la fiesta fúnebre que clamaba exponerse tenía un camino seguro: una pantalla. Ahí empezó el boceto de lo que al final de ese mismo 2019 se llamaría Fantasmagoría Staley. Porque en esos meses me sentí un espectro que deambulaba en su hogar, una voz que no se oía a sí mismo.

La historia de muerte de Layne Staley, el vocalista de Alice in Chains; el tipo alejado de su banda y cuyo cuerpo encontraron en estado de descomposición en su departamento tras una sobredosis de heroína y cocaína, me sirvió de excusa para abordar un tema que en ese momento lo sentía fuerte, como una especie de aureola con la cual brillar en la oscuridad donde permanecía.

Al final de ese año, aún vivo, finalizaba la primera versión de un poemario que había fluido, que se escribió mientras el silencio en el hogar era perturbador y veía por el ventanal del departamento el alba y aún colillas humeantes testimoniando el desvelo constructivo del hogar de un fantasma.  

 

Un manuscrito dando tumbos

Los primeros meses de 2020, tal vez antes de que la pandemia nos volcara a situaciones de sobrevivencia, finalicé el poemario. Estaba encantado con el resultado, porque se trataba de una construcción unificada que abordaba el tema de algo que me perturbaba y que había logrado, en cierta forma, desterrar y trasladar a la poesía.

No tenía editorial a la cual enviarle la propuesta, así que lo envié a una convocatoria nacional. Deseaba que el poemario se publicara y el premio de ese concurso daba la posibilidad de ello. Sin embargo, la propuesta pasó desapercibida para el jurado de ese año. Luego de ello reescribí y agregué algunas páginas.

Al siguiente año un nuevo concurso llamó mi atención y volví a enviar mi poemario. Al igual que el concurso anterior no fue del interés de nadie. ¿Debía reescribir todo y volverlo digerible? ¿Hacer que la oscuridad que gobernaba la propuesta se transformara en algo rosa? Descarté cada idea descabellada.

 


La realidad de un libro

Habían pasado cuatro años y Fantasmagoría Staley continuaba inédito. Era 2023 y creía que el poemario nunca se publicaría, que cumpliría su designio fantasmagórico atrapado en un archivo de mi computadora y en el respaldo impreso en mi escritorio.

Ese mismo año encontré una nueva convocatoria para publicaciones inéditas. Ya no creía en ningún concurso y, sin embargo, envié la propuesta y me olvidé de toda ilusión anterior.  

Y una tarde, mientras me encontraba en el trabajo, mientras leía y corregía páginas ajenas, me llegó la felicitación de un amigo, por mi triunfo, que me lo merecía, que se alegraba por el reconocimiento... Sorprendido reconocí, minutos después, que mi poemario, luego de mucho tiempo, encontraría lectores. Que la Convocatoria Editorial del Gad Cuenca lo designaba como ganador en la categoría de poesía.  

 

La presentación

A cinco años de la escritura de Fantasmagoría Staley y a uno de su publicación, la primera presentación se realizará en Manta (pero primero se pensó en el marco de la Feria Internacional de Cuenca, que lamentablemente se canceló) y no puedo dejar de pensar en ello: en el reencuentro con el fantasma de 2019, un año que debió ser mejor.

 

Día: miércoles 27 de agosto de 2025

Lugar: Sala Mac

Hora: 19h00

Ciudad: Manta

Acompañan: Ana Rivera Solórzano (docente universitaria) y Xavier Soto (lector y melómano)

Acceso libre


domingo, 10 de agosto de 2025

Contemplación del abandono


 

La contemplación del abandono, ese mirar un horizonte donde el desierto es todo el paisaje, donde una voz impaciente sobre la arena ardiente clama por sí, por la ilusión que va achicharrando la esperanza de rescate que no llega, porque no se clama por ninguna.

Así, Evidencias del destierro (Ediciones del volcán, 2025) de Walter Jimbo, es un recorrido interno al clamor de un paisaje abrupto (compañía, deseo, lujuria), porque aquí, en este cúmulo de versos donde el mal tiene forma femenina, es la ilusión dañina a la que, contrariamente, se busca y llega con insistencia.

Este poemario es un acto masoquista y reiterativo en la obra poética de Jimbo; la seña particular que destaca su poesía.

lunes, 28 de julio de 2025

El recuerdo desfigurado



 

Entre 2020 y 2021 me dediqué a escribir lo que sería Demonios Quisquillosos (CCE, 2022), una colección de historias cortas que tenía a la música extrema como enlace. Un conjunto de situaciones donde los personajes intentan sobrevivir a ellos mismos y sus decisiones, casi siempre erradas.

Hace poco un lector me comentaba de su experiencia junto a esta obra y como el cuento titulado Secreto le recordaba en el inicio una historia que de niño también vio en un canal nacional. Pero él, fue más allá, buscó, halló y compartió la fuente noventera, una película de terror que a muchos impactó.

Lo curioso de todo esto es que tras casi treinta años de ver esta historia (hago cuentas de que quizás fue en el 93 o 94) mi recuerdo varió, es decir, al volver a la ficción audiovisual reconozco que algunos detalles cambiaron, que no era un dibujo el que delataba al protagonista y que una garra no acababa con su vida.

¿Qué me pasó? ¿Qué le pasó al recuerdo de la historia? No me lo explico, pero algo permaneció: la esencia de la historia, donde un hombre debe lidiar con un secreto que lo carcome, eso que guarda y que cada día pugna en llegar a una superficie que es su esposa y con ello la muerte.

La obra, no está demás decirlo, le pertenece a Stephen King (en ese tiempo aún no conocía su obra literaria). Una historia de terror escrita en sus mejores y más salvajes años.

Si en algún momento llegan al libro y al cuento mencionado, sabrán a que me refiero. Entenderán como los recuerdos, con los años, empiezan a desfigurarse de a poco, cambiando la forma, aunque manteniendo la esencia, tal vez, lo único importante.

domingo, 18 de mayo de 2025

El amor es una postura


 

¿Estar en pareja es estar de su lado en las buenas y en las malas? ¿Es comprometerse a fondo con las decisiones y posturas? ¿Es tomar partido, aunque este pueda ser radical? Nadie quiere esto (2024, Erin Foster) más allá de la historia de amor entre Noah y Joanne, de la diferencia cultural y religiosa que crea un abismo entre ellos, deja una lección a considerar: el compromiso de la dualidad.

En algún momento Joanne le dice a Noah que ella espera que su pareja reconozca como enemigos a sus enemigos, y que, si ella no mantiene ningún contacto con esa o esas personas reconocidas como tales, él porque la respeta (o debería hacerlo) debe estar de su lado y hacer lo mismo.

Esta posición no siempre ocurre, y quizás es el primer error de toda pareja: no reconocer la postura del compañero(a), negarse a un compromiso total incluso hasta en los peores momentos. ¿Por qué fomentar una enemistad con alguien que tal vez no se conoce? ¿Por qué invisibilizar a alguien a quien mi pareja ha marcado como intratable? Porque el amor es una postura, y uno elige estar del lado de quien ama.

sábado, 26 de abril de 2025

Las versiones que ignoramos


 

A veces, solo a veces, uno mira en retrospectiva las relaciones pasadas. El ayer como recordatorio de lo dicho y actuado. La vivencia como escenas de una historia donde nos reconocemos a penas. Imágenes de otras versiones de nosotros de las que casi siempre nos avergonzamos.

A eso nos remite Vidas pasadas (2023, Celine Song), una historia donde el amor es solo una idea más cercana al recuerdo, a un país, a una costumbre, al puente cultural alejado. Ese amor que con los años deja de importar, pero que habita en un rincón.

Esto porque la ciudad y cultura configuran la perspectiva de los individuos. Por eso Nora ve extraño el anhelo de Hae de casarse, tener hijos y quizás vivir apaciblemente en un país donde el sueño rosa (desde los doramas) parece multiplicarse para todos; donde el amor es un sentimiento casi incorruptible.

Y, aunque, el film nos recuerde que muchos amores de juventud sobreviven décadas, también nos demuestra que el pasado es mejor dejarlo enclaustrado, en el ayer donde otras motivaciones se impusieron, ahí, en ese limbo, donde cuesta reconocerse y muchas veces se contempla con rabia o resignación. Porque esas vidas que integran la juventud ya no existen.