A
estas alturas reconocer que la adicción a un teléfono celular es algo real, es
un lugar común, sin embargo, el que un individuo reconozca la adicción es un
tema del que se continúa hablando-analizando e intentado dar solución, algo difícil
en un mundo donde la existencia se determina en la conectividad, en la
presencia virtual desde alguna o todas las redes sociales; mostrar, demostrar,
existir…porque estar apagado, fuera de línea, es la muerte.
De
eso va No puedo vivir sin ti (2024, Santiago Requejo) la más reciente y
tragicómica historia de Carlos (protagonizada por Adrián Suar) un hombre adicto
al teléfono que ha descuidado a su familia. Nada rara la historia del
protagonista: el típico individuo promedio que vive 24/7 pegado a un teléfono,
que justifica la importancia del trabajo y la conectividad, que se distrae, que
se siente vivo junto a su móvil y que el hecho de no estar en línea significa
desaparecer.
Esta
dependencia la vemos a nuestro alrededor, solo es cuestión de apartar la mirada
de la pantalla (donde se está leyendo esto) y ver alrededor: hombres sonriendo,
mujeres suspirando, niños que no pestañean, adolescentes sudando frente a todo
el contenido que ha sido creado a su medida, un distractor capaz de
invisibilizar a sus amistades, familiares y hasta amores; una trampa de la que
pocos reconocen estar atrapados y solo algunos deciden salir.
¿Hay
vida lejos de un teléfono? Si, pero pocos han decidido, ya que, en un mundo
determinado por la masa, por lo que hace el conjunto, por la imitación, porque
no hacerlo es desencajar y desencajar es sinónimo de exclusión, es mejor ser
parte del rebaño.
Vivir
lejos de un teléfono es posible. Vivir sin grabar cada una de las actividades
del día a día (para demostrar la existencia) es posible. Desconectarse sin
creer que el mundo se acaba, es posible. No puedo vivir sin ti es una crítica
(aunque contradictoria viniendo de una plataforma streaming de la que pocos
escapan de sus tentáculos distractores) al fenómeno de la conectividad, del uso
excesivo y adictivo a un dispositivo móvil, de como el mundo virtual termina
excluyendo al mundo real y a los que importan en torno a cada individuo.
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