Tenía
veinte y el mundo y la vida me enfurecían, por eso cada semana me sumergía en alcohol:
borracheras que no llevaban a ningún lado, solo a convertirme en la vergüenza de
la familia. Un joven sin futuro destruyéndose a sí mismo porque se detestaba y
a quienes lo apreciaban.
De
esa época me quedan dos momentos que ahora rememoro con horror: 1) cuando terminé
perdido en un barrio y tras refugiarme en un portal de una vivienda me rodearon
los moradores (armados con machetes y palos) y me expulsaron del lugar; 2) cuando
regresé caminando a casa, me libré de ser atropellado y terminé dormido en un
solar cercano a mi hogar, porque tenía que “descansar” para no llegar tan
perdido.
Un
pasado que ante la experiencia de otros podría ser hasta rosa, a penas el
resultado de una “diversión” desaforada, tal vez el inicio de una “carrera” de
alcohólico que lamentablemente, para los administradores de clínicas de recuperación,
no ejercí a cabalidad, porque decidí enrumbar mi vida hacia otro lado menos destructivo.
Por
eso cuando Vinicio Manotoa me dijo que tenía una novela en torno al tema de las
adiciones y rehabilitación, tuve interés en conocerla. Cuando terminé de leer
el manuscrito no solo me había identificado con ciertos actos de los
personajes, también reconocía una obra sobresaliente.
Así,
El desierto de los días futuros (Cuerpodevoces, 2022) de Vinicio Manotoa
Benavides, es una novela clave para todos aquellos que han hecho del exceso de
sustancias alucinógenas (sea alcohol o drogas o una mezcla de todo) un refugio de
falsa salvación. Porque la vida y sus traumas, porque los sueños destruidos,
porque la diversión se transforma en un monstruo incontrolable…
Una
historia no solo para que el lector se quede con los dramas cercanos producto
de las adicciones, porque el mérito de esta obra es la exploración que se hace
desde un centro de desintoxicación. Ahí, sus personajes, ese conjunto increíble
de quienes han tocado fondo, que pasaron el límite de lo tolerable, que se
volvieron un problema necesario de intervención…tienen mucho que contar.
Una
novela que remarca la soledad del adicto, el latente paso en falso para la recaída,
y esa reconciliación que no siempre se logra con uno mismo, porque algo dentro
de ese paraíso artificial se dañó para siempre.
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