jueves, 14 de abril de 2022

El espectáculo de la existencia abrumadora


 

El vacío envuelve un cuerpo, un cuerpo que ha perdido toda emoción. Ese cuerpo que es solo un cascarón al servicio de alguien más, ese alguien contrario a él que late, vibra y atrae: un cuerpo que desprende pensamientos eróticos, que promueve la lasciva más alucinante.   

Con El olor de las virtudes (CCEG, 2001), la última novela que publicara en vida Luis Félix, retoma lo fantástico, tal y como lo haría con su sobresaliente Los designios. En esta obra, donde lo sobrenatural, erótico y filosófico se conjugan en una trama que resalta el combate entre el bien y el mal, porque ahí, en esa atmósfera de persecución y escondrijos acechan demonios y abominables criaturas amorfas que atormentan a sus protagonistas.

En esta historia Nadie, ese personaje que desea poseer el cuerpo de su protectora, que se junta con una prostituta para aprender el arte de amar y poseer, que cuando tiene la oportunidad de lograr su anhelo no tiene ninguna respuesta de su cuerpo. Ese mismo Nadie es la representación de todos aquellos que andan muertos en vida: vacíos en el espectáculo de la existencia más abrumadora.  

No hay comentarios: