lunes, 13 de febrero de 2023

Una reunión inconclusa. Escenas para un homenaje

Con Rody en San Clemente, 2001.

La muerte siempre remueve recuerdos. Arrastra a un tiempo mejor, a días donde se vivía con intensidad, donde el mañana no importaba, solo el ahora al 100%. Eso me dice la noticia y la confirmación. Eso me repito mientras voy tecleando este conjunto de escenas.

 

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Rody fue uno de mis dos mejores amigos en mi tránsito por la Facultad de Ciencias de la Comunicación (Facco) de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam). Con él y Willington (Urrunaga) logramos una amistad que continuó hasta después de finalizar nuestros estudios. Y aunque la distancia siempre fue una barrera para coincidir y tomarnos unas cervezas (Rody originario de Cerro Guayabal, Montecristi; y, Willington en Machalilla, Puerto López) el nexo siguió.

En la Facco sobrevivimos a cada uno de nuestros desaciertos. Cientos de aventuras para avergonzarse y pocas para enorgullecerse. Al final egresamos y nos dedicamos a las responsabilidades que cada uno había adquirido.  

Con Rody, Agustín y Abel, Facco, 2001.

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El viernes en la tarde, horas antes de ser atropellado en su sector, recibí la llamada de Rody, me solicitó información de una lubricadora porque estaba pinchado en Manta y cerca a la universidad. Le di el dato y horas después, tras resolver el inconveniente, me agradeció.

La última vez que conversamos de forma presencial fue antes de la pandemia, regresaba de Portoviejo con mi familia y paré por su sector a comprar agua, lo encontré frente a su casa junto a una cerveza, luego de beber dos vasos y conversar todo lo posible en 10 minutos, me despedí de él con la esperanza de reunirnos los tres, como en el pasado.

Esa reunión, dilatada por los años y las responsabilidades de cada uno, nunca pudo darse, aunque siempre hablábamos de ella como esa necesidad de amistad sobreviviente. Un ritual que nos debíamos y que anhelábamos con fervor.

 

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Rody nunca ejerció la profesión de comunicador, aunque su afición de camarógrafo le sirvió para hacer pasantías, para desarrollar borradores junto a nosotros; su sueño fue trabajar para un medio, hacer reportajes, documentales y dejar su estampa desde su mirada. En algún momento soñamos con crear un medio de comunicación alternativo o dedicarnos a realizar reportajes e intentar venderlos a medios de comunicación de la provincia.

Lo suyo, su trabajo para sobrevivir y alimentar a su familia (fue el primero de los tres en tener hijos desde su etapa de estudiante) siempre estuvo relacionado a la conducción de transporte pesado y ligero.    

Con algunos compañeros de promoción, Facco, 2001.

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Los escasos registros fotográficos que se conservan de la época estudiantil proceden de una cámara de rollo (aún no teníamos la posibilidad de una digital). Paseos, paisajes, la Facco; juventud e incertidumbre. Una época de aprendizaje y crecimiento. Una época hermosa.

 

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El sábado al medio día Willington me llamó y me dio la noticia fatal. También había conversado con él el viernes. Al finalizar su diálogo, me contó Willington, le volvió a decir el mismo anhelo: reunirnos y, ponernos al día en todos los años que llevábamos desconectados.

Imposible. Le quedamos mal a Rody. 

 

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