Foto de José Núñez del Arco. |
La poesía manabita aún no ha sido "descubierta" en su totalidad, aún rondan autores anónimos desarrollando una fuerza, mostrando una sensibilidad fuera de ese centro intocable que otros, una mayoría, ha reconocido como "verdadera poesía", aquella donde lo sensiblero parece ser lo único existente. Pero existe más, aquí una breve muestra de uno de esos autores (Jimmy Hidalgo Palma) que en el momento menos esperado dará para escribir en torno a su poesía embrionaria.
NO
ES MENTIRA
Sin
voluntad
no
te puedes beber
una
cerveza en la soledad
y
sin magia
no
se puede escribir poesía.
Me
alejé de amigos
y
terminé deambulando
entre
desconocidos
a
los que regalé parte de mis logros.
El
polvo se expande
y
las nubes se vuelven seniles.
Mueren
de tristeza
al
ver como sus gotas el suelo ya no mojan.
Cazando
el contoneo
de
las caderas de una joven religiosa
río
contentó y despreocupado.
Ni
malo ni bueno
es
solo que a veces una fuerza
me
asila en lugares extraños,
y
divago.
AL AMANECER
Con
el hígado
metido
en el bolsillo
zarpo
al bar,
allí
soy un renegado más,
un
convicto para el cielo.
A
la cuarta cerveza
encuentro
el confort,
pero
cómo me deprimen
las
jornadas insípidas
y
bailables de Picoaholibuk City.
Inimaginable
es la repugnancia
que
le tengo a las horas anunciadas
por
las melodías de las campanas de la iglesia.
Aquí
mis viajes son a prueba de accidentes
pero
aprisionadas por el desamor,
las
moscas flanquean la tumba del rey del hermetismo.
Aquí
la esperanza se desangra
paso
a paso, ojo por ojo, diente por diente.
Aquí
por un lado del firmamento
macabramente
se aleja de mí la luna.
Al
amanecer, no siempre rabioso, se asoma el sol.
Foto de José Núñez del Arco. |
INTOXICADO
El brujo abastece de magia
veinticuatro horas.
¿Has hurgado en el andar de los
clandestinos?
¿Has digerido la melodía de los
que desertan a las cantinas?
Picoaholibuk City
se despierta con el ladrido de
los perros
porque una madrugada
los gallos fueron devorados
por una pandilla de gatos
hambrientos.
Mientras me pierdo
en la curva prostituida al final
de la avenida
enciendo lo que llevo entre
manos.
Sabes broder, en este lío
nada tienen que ver
las figuras embalsamadas de la
literatura,
solo es mi garganta la que te
habla.
CURTIENDO
PARA LA TUMBA
Antes
de caer
las
moscas se apartan ebrias
del
precipicio de mi vaso de cerveza,
se
alejan y yo con ellas
asqueado
en el sistema que sodomizan
las
ratas de esta cloaca.
No
imagino cómo algo tan puro
pudo
volverse triste y corrosivo.
La
madrugada
agoniza
en la penumbra
y
espitado hago un picnic en los pantanos
de
mis más oscuros pensamientos.
Secuestrado
por una extraña libertad
voy
hacia la meta
encarnando
una tenebrosa banda sonora,
desempleado,
cerca del límite.
No
lo olvides
soy
el oprimido que vive
de
la caridad externa de las lombrices.
Antes
de caer
las
moscas se apartan ebrias
del
precipicio de mi vaso de cerveza,
se
alejan y yo con ellas
salto
el alambrado electrificado del rebaño
de
mi sociedad carca.
LEO, ESCRIBO,
QUEMO, BEBO Y ESNIFO
Una
amiga afirma
que
todo borracho tiene solvencia,
yo
digo que no existe subsidio
que
le permita escribir sin ataduras al poeta.
Cuando
has caído
cierto
sector de la amistad
te
asesina a sangre fría.
Repelidas
por el hastío
las
ratas abandonan las cloacas
y
se toman la superficie
de
Picoaholibuk City.
Los
crónicos
encienden
una picuda
y
con un beso de muerte
apaciguan
sus enfermedades.
Para
escapar de sus tormentos
los
borrachos anestesian sus realidades
y
las moscas juegan a las carreras
en
la cornisa de un pico de botella.
Afuera
el viento gruñe con libertad
el
olor a pólvora va y viene
como
en las películas del viejo oeste.
LA RUTA DE LA DESOLACIÓN
El
mar gruñe
como
un niño que se amamanta
y
ella lasciva sale del meadero
para
engullirme en su cajita de música.
La
cerveza fría es inagotable,
mi
borrachera parece inmortal,
estoy
fuera del perímetro, a la deriva,
y
por nada quiero regresar.
Nadando
corriente arriba
la
luna llena anuncia un día de sol,
los
gallinazos solo escupen el aliento de la carroña.
Intento
adueñarme
de
los gemidos de una gata
metido
en la ruta de la desolación,
pero
no puedo,
al
llegar a la carnicería
me
ahuyentan
los
cuchillos ensangrentados
de
la desidia.
Para
rodar
en
el tambor del revólver
de
esa demente que me agrada
mi
cráneo se contenta
asesinando
las noches de insomnios
con
marihuana.
Las
moscas afirman:
la
vida es un recipiente
que
hay que vaciar
hasta
que llegue la muerte.
CIUDAD DE LOS
MALDITOS
Están
los puritanos
que por vanidad le empeñan el
alma al diablo
y los que intentan reivindicarse
con la religión que les ofrece el
perdón de pecados.
Está el chico que se cabrea
cuando la madre lo reprende.
La tribulación lo arropa
pero él no piensa en dejar atrás
los atentados nocturnos
en contra de su tranquilidad,
al contrario, los incrementa.
Está la vecina
que no puede ser madre,
su mirada perdida,
y los niños que no son suyos
jugando en el horizonte.
Están los que navegan
en una botella de aguardiente,
mis botas negras deshechas,
una silla sin mesa,
ella, la cantina, ellos, yo.
Picoaholibuk City
cuando no duerme arde,
les presento a la ciudad de los
malditos,
la condesa de las marginales.
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Jimmy
Hidalgo Palma (Picoazá, 1982). Poeta, Comunicador Social (Periodista), graduado
en la Uleam. Actualmente en paro. Músico aficionado con el proyecto local de
Rock “La Trinka” (Aún en garaje), cofundador de la Sur Oscura Manabí. Ha
publicado parte de sus poemas en la red de escritores amateurs TusTextos.com
bajo el seudónimo de “Patrick”.
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