Kathleen
y Frank están en una cafetería. Él le dice, cambiando el tono de voz y
mirándola fijamente, que ya no la ama. Ella entre sorprendida y alegre le
responde sonriendo que tampoco lo ama. Y ambos sonríen de lo bien que están
sobrellevando la ruptura. Luego él sacará las cosas que guardaba en el
departamento de ella: ropa, libros, máquinas de escribir y chucherías que desea
conservar.
Kathleen
Kelly y Frank Navasky son personajes de You've Got Mail (1998) de Nora Ephron. Una comedida
romántica que siempre tiene lecciones para el ahora (aunque hayan pasado 26
años de su estreno). Una estampa noventera que continúa volviéndose referencial
al momento de hablar de relaciones de parejas.
El pasaje de la ruptura entre Kathleen
y Frank no solo habla de la
madurez emocional de ambos, porque el aceptar que el apego hacia el otro se ha
diluido, reconocer que lo que un día se dijo “amor para siempre” tiene fecha de
caducidad, no es para todos.
Es cierto que la ruptura no solo tiene como trasfondo
la monotonía, que los intereses de la pareja fueron cambiando con los años, el
trabajo, la ciudad como abismo atragantando en sus dinámicas…también el conocer
a otras personas, en el caso de Kathleen a un desconocido
con el que mantiene un nexo epistolar desde el e-mail, mientras que Frank ha
quedado ilusionado con una periodista que lo ha entrevistado por su labor como ensayista.
¿Puede el amor sobrevivir en estos escenarios? ¿Cuándo el amor deja de ser amor y se transforma en amistad y costumbre? ¿Hay amistad más allá del amor extinto?
Kathleen y Frank terminan su relación sentimental en buenos términos. En la ficción, que es la película, no se volverán a ver ni saber nada uno del otro, cada uno tomará caminos diferentes, junto a personas distintas. Tal vez algún día, como le sucede a muchas parejas en la realidad, rememorarán lo que significó estar juntos, quizás extrañarán esos días y las vivencias, se verán en los lugares frecuentados, o por azar coincidirán en algún pasillo de centro comercial, se saludarán y dirán frases de ocasión o simplemente voltearán al otro lado, donde el paisaje no los muestre.