El primer
encuentro con Batallas personales (Gania ediciones, 2013) fue decepcionante, y
lo digo sin ningún reparo de vergüenza. Abrí el libro en la página que el mismo
autor había recomendado por tratarse de un coterráneo manaba destacado como
activista cultural. Un texto que abusaba de los lugares comunes, por lo menos
de los que para mí lo eran. Que no me aportaba con datos inéditos y cuya
emotividad no me llegó.
El segundo
encuentro con el libro me demostró que, a excepción del texto antes nombrado,
el resto de crónicas eran pequeñas, duras, conflictivas y aceleradas postales
de un país al margen, con personajes e historias capaces de arrinconar al
lector. Después de los primeros títulos ya no pude despegarme de sus páginas.
Filosofía del verdugo, Las alucinantes danzas del
poeta irreverente, Equipajes humanos, Urbanismos rurales, La vida en una
baldosa, Elena está de viaje, Las soledades de Gonzalo Benítez, El hombre
inacabable, son títulos que han quedado retumbando en mi interior,
por lo impactante de las imágenes narradas, por aquella sensibilidad que va
agujereando de a poco, por el ritmo de los relatos.
Rubén DaríoBuitrón no solo ha ganado un lector, sino que ha logrado que un periodista se
reafirme en su trabajo.
El libro cuenta
con un plus: el prólogo de Javier Darío Restrepo y el epílogo de Miguel ÁngelBastenier.
No hay comentarios:
Publicar un comentario