miércoles, 21 de agosto de 2013

Diagnóstico y proyección cultural de la Manta de hoy

Escena de la obra “Umiña danzando con la muerte” del grupo Montedearte.



Diagnosticar la proyección cultural de una ciudad es un trabajo titánico, esto si nos remitimos a una definición general de lo que se entiende por cultura: “conjuntos de saberes, creencias ypautas de conducta de un grupo social”. Y Manta, puerto pesquero, turístico, y de progreso, posee elementos que permiten reconocer una cultura local.
Sin embargo, he creído conveniente enfocar este texto en las manifestaciones artísticas (como parte de la cultura), porque estas representaciones estéticas han configurado la visión de Manta, de cómo se reconocen sus habitantes hasta cómo nos reconocen desde el exterior.
Así ¿Cómo se reconoce a una ciudad mediante sus distintas manifestaciones artistas?, ¿Cuáles son los espacios que han ayudado a posicionar los discursos a través del arte?,  y ¿Cómo se ha interrelacionado este conjunto de actores sociales para desarrollar una identidad a partir de sus trabajos individuales? Son interrogantes que intentaré responder a continuación.

El espacio público
Manta tiene espacios recurrentes que sirven de escenario para las distintas manifestaciones artísticas: la plaza cívica Eloy Alfaro, el malecón escénico, el teatro Chusig, el paseo de los hermanos Egas, la calle 13, el Macc cine, y la universidad. ¿Por qué solamente estos lugares y no otros? Porque desde mi perspectiva estos espacios han logrado masificación de público, uno que ha asimilado la importancia y necesidad de verse proyectados en el arte local.
Sí, es una postura elitista, sobre todo cuando esta masificación de público, comparada con la población total de la ciudad es apenas la minoría. Sin embargo estos espacios han logrado sostener los discursos de los actores culturales, los han acercado a un público heterogéneo siempre ávido y mal acostumbrado a la gratuidad del arte.

El reconocimiento
El arte desde Manta se ha construido desde distintas manifestaciones, tales como el teatro, la danza, el cine, la literatura, la música, la plástica. Cada uno desarrollándose y posicionándose a su manera y ritmo, pero todos trabajando con un mismo propósito: utilizar los elementos culturales locales para potencializar sus discursos.
Entonces tenemos a la ciudad que mantuvo un festival teatral que se volvió referente a nivel nacional y que, una vez creado todo un circuito que integraba a otras ciudades del país, sigue siendo el punto inicial.
Pintores que han retratado con obsesión los espacios más turísticos de Manta, hasta los lugares más abandonados e ignorados que convergen en el mismo centro.   
Bailarines que desde la mitología local han reafirmado los simbolismos culturales, pienso en “Umiña danzando con la muerte” del grupo Montedearte.
En el cine los realizadores y su constante búsqueda de reconocerse como mantenses en historias personales que dan cuenta de la ciudad y su relación con ella.

Una mirada desde lo literario. Historias que hablan de Manta 
En el 2003 se publica el libro “Primera antología poética de Manta. Más de un siglo de inspiración…”, en ella se agrupa a distintas voces locales que en su mayoría rinden  tributo a la ciudad que los acoge y en otros casos que los vio nacer y los mantiene aún en ella.  
En este libro se refleja al Manta de estampa que todos conocemos, el de playas, pescadores, hombres trabajadores, mujeres hermosas, progreso. Todo un compendio donde el mar, los cholos, los barcos, la brisa marina acentúa una visión romántica del espacio geográfico. Así es Manta. Una ciudad que se vino construyendo, desde la literatura, como una urbe pasiva y encantadora. Y hay razón en esta construcción, el mantense se ha caracterizado por cantarle a su tierra, por idealizarla, ajustándose o no a la realidad.
Pero así como existe esta lectura se fue construyendo, al margen, otra visión de lo que era Manta, de lo que de a poco se fue volviendo: una ciudad de pobladores temerosos, de criminalidad constante, de tráfico de drogas, de medios de comunicación glorificando la violencia como parte de la “identidad” local.
Pienso en la obra William Happe, en los poemas de Pedro Gil y en la de algunos de sus talleristas, donde la ciudad se volvió un territorio salvaje, donde Manta: ciudad-puerto, ciudad-progreso, ciudad-bendecida, fue acentuando otras miradas poco agradables.
Así la ciudad, desde la literatura, se ha ido retratando desde dos visiones: una de ensoñación y otra más real, donde lo visceral de la violencia se volvió un símbolo caótico de lo que somos, de lo que debemos afrontar cada día.

Un sello editorial reafirmando a Manta  
No puedo dejar a un lado el trabajo de la editorial Mar Abierto de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, un sello que ha logrado hacer de Manta una de las ciudades representativas en cuanto a materia de edición se trata. Y digo que la ha destacado porque en el imaginario nacional el sello es una representación vital y pujante que ha denotado la obra de autores sobresalientes. Escritores locales que por su cuenta no hubieran llegado lejos, autores que encontraron en el proceso editorial todo el soporte para visibilizarse y desarrollarse. Eso hace un sello, eso ha hecho Mar Abierto.

Otras construcciones
Todos los artistas locales trabajan por su cuenta, unos más desconectados de otros, pero todos tienen un punto de encuentro: hablar desde y para su ciudad.
Desde esculturas como El Pescador hasta la Silla manteña en el parque central. Todos son las representaciones simbólicas de lo que es ser mantense. 
La música no ha quedado atrás, sus distintos protagonistas dan cuenta de una constante búsqueda por desarrollar una identidad a través de ella. Y a propósito de este tema no quiero dejar a un lado un género importante desde mi lectura: el rock, música vilipendiada localmente, que no ha logrado el espacio suficiente para darse su lugar en la ciudad. Un género que, contrariamente, es parte de esa construcción artística que tanto buscamos. Ya que en su música, en sus distintas representaciones, está reflejada Manta, una Manta más agresiva, más inconformista, que busca retratar a la ciudad y a sus habitantes desde situaciones fuera de la “normalidad”.

Proyección encaminada
Manta, puerto pesquero, turístico, y de progreso, posee elementos que permiten reconocer una cultura local. No se ha ahondado en el tema, este texto apenas es la punta de un iceberg que necesita más profundidad y que, sin duda, otros se encargarán de analizar detalladamente su situación.
(Texto leído en el marco del coloquio “Génesis y proyección de la identidad manteña”, organizado por el Grupo Cultural Manta y Departamento de Educación y Cultura del GAD de Manta. Desarrollado el día viernes 9 de agosto en el salón Municipal de la ciudad)

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