domingo, 15 de abril de 2012

Apagadas están las luces



En la oscuridad el único espacio del voyeur es la atrocidad de Schreck. Una novela escalofriante e intensa que ha demorado en alcanzarme, aunque nunca es demasiado tarde para todo lo desconocido.


Bien por Richard Laymon y su legado de terror.

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