
Noemí ha sido directa: El amor en los tiempos del cólera. Te acuerdas cuando primero la leíste tú y luego me la recomendaste. Como olvidarlo, le he dicho, para posteriormente proceder a comprar los boletos (los más caros en mi historia cinéfila).
La sala es un desierto, pero de a poco -y cinco minutos antes de que empiece el film- somos no más de veinte espectadores con algo en común: conocemos la historia en su versión original, que cómo lo sé, pues reconozco a profesoras de colegio y universidad especializadas en el área de literatura, escritoras rosas y señorones de cultura; desde luego también un minúsculo grupo de adolescentes a los que la película les importa poco y quieren simplemente una historia de amor para pasar el rato.
El amor en los tiempos del cólera (2007) de Mike Newell, resulta un film que no se aleja demasiado de la versión original escrita por García Márquez. El director ha creado una obra entretenida cuyo mensaje es directo: el amor es capaz de perdurar en el tiempo. Así me lo hago saber, porque para qué gastar palabras con Noemí si está a sus anchas, por primera vez frente a una película capaz de conmover y entretenerla, eso y porque reconoce a los personajes que la cautivaron cuando devoró la historia en la soledad de su cuarto.
Entonces Florentino Ariza era un ser arcano rondando a su amada, un poeta lloriqueante que le recordaba a mí (imagino que por lo de poeta mas no por lo lloriqueante) y ahora Javier Bardem lo personificaba: sombrío, lascivo y con la esperanza de que antes de que la muerte lo arrinconara pudiera estar con Fermina Daza.
Más allá de la pasión de Noemí por la historia, a mí no me parecía -a medida que iba desarrollándose la trama- que fuera una película arriesgada que intentase partir de una obra literaria y buscar otros horizontes. El guionista había respetado la versión original enfocándose en los momentos más importantes en la vida del personaje. La estructura no era lineal y era justificable porque se necesitaba recurrir a los recuerdos para darle mayor intensidad a la vida de los perturbados Florentino y Fermina.
Me alegra ver el río en el que navega el barco que alberga a Florentino y Fermina. El amor ha esperado más de cincuenta años para ligarlos. Han contemplado sus cuerpos envejecidos y han hecho el amor a su manera. El “siempre” ha sido pronunciado y eso es todo para que aparezcan los créditos sobre la pantalla. Los cuerpos perdidos en las sombras se han develado y se levantan de sus butacas en dirección a la salida. Noemí suelta mi brazo agarrado desde el inicio del film (cosa de mujeres románticas). Shakira nuevamente se entromete con su canción que a muchos encantó, a nosotros no, imposible. No.