lunes, 27 de mayo de 2013

Sicarii, un retrato violento de la urbe









La violencia es poder. Con esta lógica, un individuo, el cañón de una pistola, sangre y cuerpos cayendo, se materializa en Sicarii (El Quirófano, 2013) de Esther García. Un poemario desenfadado, cuyo personaje, un niño sicario, es la representación más cruda y despiadada que desde las urbes se consume diariamente.
Sicarii es el recorrido de una vida, una que representa a toda una legión de hambrientos y decididos individuos:

Cuando yo miraba el mundo
ese mundo no reflejaba nada de mí
(IV, p 19)

Tener ocho años y apestar a muerto
no es algo fácil
(VIII, p 23)

La primera vez que acribillé algo
para oír la música tranquila de la furia en mi alma
fue cuando abandoné mi niñez
para volverme un asesino
(XII, p 29)

Aquí no hay ninguna reivindicación del personaje, lo que existe es acabar con el otro, aniquilar cada sonrisa ajena, cada atisbo de felicidad, porque la alegría no pertenecida es dolor, uno que debe silenciarse.

Soy el que no habla el que ve por sus venas la sangre de otros en ellas coagularse.
(Dos armas, p 33)

Los ojos del hombreniñobestia
relucen ante las pequeñas flores doradas de metal
o los dioses falsos de colores que
centellean ante sus ojos en trozos de papel

Cada cabeza lleva marcada en su frente un número
un precio
pero ante las garras y fauces
de este niño
no son más que figuras de plástico inanimadas que
pueden ser desmembradas a su gusto
sin que nadie llore por ellas
(Sicarri, VI, p 46)

Este poemario es una proyección de la realidad, retrato de las urbes más sangrientas y conflictivas (y aquí oportuno el entorno en el que la autora escribe: México). Donde el asesinato se volvió, desde los medios de comunicación, un acontecimiento cotidiano. Así, en esta obra, se abusa del cliché impuesto por el cine, telenovelas y la misma literatura (llámese La virgen de los sicarios, Rosario Tijeras, y demás). Esto porque predomina una cultura violenta, donde la sobrevivencia, motocicletas y pistolas se volvieron elementos de un juego macabro.  
La violencia es la acción que el personaje ha encontrado como única forma de vida. Por ello lo suyo, el poder, está en cada arremetida contra los otros, esa multitud descartable y odiada. Entonces esta hegemonía encuentra asidero desde un accionar sangriento, donde violentar a otros sujetos es parte del ritual elegido.   

El arma siempre quiere entablar
un diálogo violento
Un solo roce de su acerada boca
y florecen ramajes carmesí que trazan
una cartografía imposible en cuerpos ajenos
(Sicarri, VIII, p 48)

Sicarii es también un poemario que recrimina a los medios de comunicación, aquellas ventanas donde los contenidos violentos amoldan con insistencia a sus homo videns. Y la espectacularidad se vuelve ese todo existencial al que se busca pertenecer desde la condición de espectador y simulador.

En casa
sentado en el sofá frente a la TV.
un hombre sin cabeza
mira en la televisión
la escena circular de su propia muerte.
(Sicarri, IX, p 48)

El espectáculo de la carne
pan y circo para el pueblo
vuelve en su versión más moderna
youtube
(Sicarri, X, p 50)

Sicarii es un poemario preciso para estos días donde las calles siguen acogiendo cuerpos y tras ellos historias truncadas. Un escalofriante retrato donde la poesía, y toda su ficción, fluye aceleradamente.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Sellos alternativos vs. sellos de autor

El Quirófano ediciones (Guayaquil) se ha convertido en poco tiempo en un sello prolífico, más de 30 títulos conforman su catálogo. Libros con tirajes cortos pero que han logrado el primer objetivo de toda obra y de todo proyecto editorial: llegar a los lectores.
 



Dentro del campo de la edición, existe un terreno no muy conocido: los sellos alternativos, que dan la posibilidad a autores que no logran fichar con sellos posicionados, y los sellos de autor que buscan difundir la obra de un mismo escritor.

Los sellos alternativos
En Ecuador existen sellos editoriales que se han mantenido al margen, que editan y publican obras que van ganando espacio entre sus lectores. Todos estos sellos privados y por ende con más alternativas al momento de pensar y hacer un libro. 

Nombres como K-oz, Drugos de la naranja, Jaguar, Rueca, El ángel editor, Ruido blanco, Doble rostro, El tábano (en Quito) y El quirófano, Rastro de la iguana, Fondo de animal, El Conjuro (Guayaquil) han empezado a posicionarse en el país.

¿Qué opciones han encontrado muchos autores en estos sellos? Quizás la especialización, la distribución y un profesionalismo más adecuado en cada libro. Sí, muchos de los gastos de estas publicaciones son asumidos por el autor, pero también sucede que algunas de estas marcas invierten en sus escritores.

Tirajes cortos y una expansión adecuada, continúa siendo la fórmula de estos sellos, sumado a esto una apropiada visibilización desde las distintas plataformas que posibilita la internet: una funcional página web, con un sistema de comercialización y distribución que no solo se centra en el país sino que llega a otros espacios geográficos.     

¿Por qué los autores están optando por estos sellos? Porque muchos de ellos se cansaron de las editoriales selectivas. ¿Qué ha hecho que estos sellos alternativos logren funcionar en el país? Primero que los equipos que están detrás -llámese editores- son escritores y por antonomasia lectores. Segundo que ellos (como autores-editores) han entendido que los escritores ecuatorianos, deben tener opciones de publicar, sin descuidar el valor literario implícito en cada obra.



Jaguar ediciones es otra opción que le sigue apostando a la obra poética de  autores ecuatorianos.



Los sellos cartoneros
Estas editoriales alternativas aparecieron en el año 2003, a través de Eloísa Cartonera desde Buenos Aires. Los pioneros en Ecuador, en sumarse a la red de editoriales cartoneras latinoamericanas, aparecen en Riobamba: Matapalo. Continuarían otros sellos como Camareta (Guayaquil) Marimachas (Santa Elena) y Murcielagario (Quito).

¿Qué hace especial y diferente las ediciones cartoneras? que no se trata de libros en serie, sino libros objetos, de colección, únicos, esto porque sus portadas son pintadas a mano o con un distintivo particular que las diferencia entre ellas, sus tiraje va de mínimo 30 y máximo 100 ejemplares, con interiores fotocopiados y cosido.

Puede que para algunos autores esta clase de soporte de publicación no llame su atención, pero es una novedosa forma de difundir trabajos literarios, que está promocionando a escritores conocidos, dentro del panorama nacional, y también desconocidos.

Los sellos de autores
Contrariamente a la creación de sellos editoriales alternativos, algunos escritores crearon sellos que no buscan (porque no está en su naturaleza) apoyar a un grupo determinado de autores, sino más bien dar a conocer y promocionar su propia obra. Estos autores se volvieron escritores de un sello exclusivo a ellos. En casos exagerados (pero no descartados) los mismos autores escribieron, editaron, diagramaron, diseñaron sus portadas, registraron sus libros, pagaron a una imprenta y presentaron su obra como si el proceso de edición hubiese dependido de otros.  

Estos sellos-autores son los que publican en las solapas de sus libros maravillosas fichas biográficas de sí mismos, escriben sus propios comentarios en las contracubiertas, envían boletines de prensa con el mejor repertorio grandilocuente de sus obras. Estos sellos-autores son los que tarde o temprano terminan viajando a muchas ferias internacionales de libros y encuentros literarios.

Entonces ¿Cuál es la valía de crear un “sello editorial” si solo sirve para publicarse a sí mismo?. Ninguno, pero siempre queda este ultimísimo recurso (si es que no le quita el sueño al autor y puede costeárselo) ante la negativa de editoriales serias, editoriales alternativas, y sellos cartoneros con una lista de obras en espera de publicación.